La evolución de la vida: una llave para entrar en la historia
del sistema solar
Hasta aquí he intentado recorrer la historia de la evolución
de la vida y del repliegue de la consciencia en organismos cada
vez más complejos, considerando a la consciencia como una
dimensión más del Universo, que junto al espacio y
al tiempo dan el marco para el despliegue del mundo, que depende
del grado de evolución de la capacidad de percepción
de la vida inteligente.
Francis
Crick, codescubridor de la estructura del ADN, opina que “el origen de la vida parece un milagro, tal es
la cantidad de condiciones que deberían haberse cumplido
para que se pusiese en marcha”.
¿Y
si esas condiciones en una franja de tiempo en un entorno termodinámico
– gravitatorio completamente diferente al actual, no hacían
de la vida un fenómeno tan improbable? ¿Cómo
era el universo de hace 4500 ma., menos expandido que hoy? ¿Cómo
habrá sido nuestro sistema solar con una estrella joven que
irradiaba menos calor que en la actualidad? ¿Cómo
habrán sido las tierras emergidas y los océanos en
nuestra Tierra recién formada? ¿Y cómo habrá
influenciado la formación de la Luna en la evolución
geobiológica de la Tierra? ¿Podríamos extrapolar
esos factores telúrico cósmicos imaginarios al resto
del Universo, y concebir a la vida haciéndose cargo de millones
de planetas?
La emergencia de las primeras células en la Tierra debió
significar un nuevo estadio de la evolución del universo,
una modificación específica de su energía interna
(P. Teilhard de Chardin), (y por consiguiente un estadio
particular de la historia del sistema solar).
Coincidentemente
es probable que en el interior de la Tierra se produjese una modificación
importante de sus condiciones físicas, por ejemplo el haber
llegado a un estado de equilibrio gravitatorio entre el núcleo
y la masa periférica del planeta, generando la discontinuidad
que hoy conocemos como de Gutenberg a 2900 Km. De profundidad.
Habría
que tomar en cuenta las condiciones gravitatorias y termodinámicas
de la galaxia en un espacio-tiempo más comprimido que el
actual y en la Tierra con un Sol más masivo en un equilibrio
gravitatorio cualitativamente similar al de hoy pero cuantitativamente
más fuerte.
Debemos
considerar que los hitos en la evolución de la vida estarían
ligados a cambios cuánticos de los efectos gravitatorios
de una peculiar distribución de masas del Universo que influenciarían
la evolución y estabilidad de los movimientos de todos los
cuerpos del sistema solar.
Es
importante considerar las siguientes transiciones:
Megamoléculas |
=> |
células
primitivas |
hace
3850 ma. |
Procariotas |
=> |
eucariotas |
hace
3030 ma. |
Vida
anaeróbica |
=> |
Vida
aeróbica |
hace 2210 ma. |
Unicelulares |
=> |
pluricelulares |
hace
1390 ma. |
Vida
microscópica |
=> |
vida
macroscópica |
hace
570 ma. |
Además,
“varias veces a lo largo de
los últimos 600 ma. algo modificó las condiciones
globales de la Tierra de tal modo que una porción importante
de todas las especies se extinguió muy pronto. La mayoría
de las extinciones en masa fueron fenómenos complejos de
varias fases que abarcaron cientos de miles de años.
Los estudiosos que se inclinan por un impacto extraterrestre como
desencadenante de las extinciones en masa, encuentran argumentos
contrarios como por ejemplo el de D. Archibald que ha estudiado
los fósiles en el límite Cretácico-Terciario
donde se encuentra un estrato rico en iridio el cual es el fundamento
de la teoría del impacto. Archibald argumenta que muchos
grupos desaparecieron mucho antes de la deposición del estrato
y aunque el impacto haya existido no explica el prolongado declive
previo”(Investigación y Ciencia, mayo 1988,
pp. 43-44)
En el contexto en que estamos pensando los procesos evolutivos bioambientales,
podríamos especular que la extinción de los dinosaurios
se inició cuando los factores telúrico cósmicos
comenzaron a producir cambios globales a fines del Cretácico,
culminando con un gran impacto que transformó el ambiente
terrestre y favoreció el desarrollo de los mamíferos.
Las extinciones en masa también están vinculadas a
grandes erupciones volcánicas: “Las
repercusiones ambientales de la erupción de grandes macroprovincias
ígneas depende quizás en parte del entorno global
en ese momento. Cuando el ambiente sufre ya las tensiones de otros
factores, la actividad volcánica puede desencadenar rápidos
cambios de orden climático, oceanográfico y biótico”.
(Investigación y Ciencia, diciembre 1993, pp. 14-21)
Para reconciliar
la naturaleza escalonada de las extinciones masivas con las teorías
del impacto extraterrestre se especula con la posibilidad de varios
impactos a lo largo de un período dilatado de tiempo aunque
breve a escala geológica. Según Piet Hut el paso de
una estrella cerca del entorno del sistema solar arrancaría
miles de cometas de la nube de Oort y en el transcurso de 1 o 2
ma. colisionarían con la Tierra varias decenas de esos cometas
errantes.
Raup y Sepkoski encuentran que en los últimos 250 ma. habría
una recurrencia cíclica de extinciones en masa cada 26 ma.
Una perturbación periódica de la nube de Oort sería
la explicación. Se han discutido diversos desencadenantes
astronómicos incluido el paso regular del sistema solar por
los brazos de la galaxia y el plano galáctico. (Investigación
y Ciencia, mayo 1988, pp. 43-44)
Según
Edward Wilson las principales extinciones en masa, tomando en
cuenta el porcentaje de familias de organismos marinos desparecidas,
serían cinco:
Ordovícico/Silúrico |
439
ma. |
12% |
Devónico/Carbonífero |
322
ma. |
14% |
Pérmico/Triásico |
251
ma. |
52% |
Triásico/Jurásico |
208
ma. |
12% |
Cretácico/Terciario |
65
ma. |
11% |
(Investigación
y Ciencia, noviembre 1989, p. 67)
Estas interfases en la historia de la vida nos estarían
dando pautas e indicios de que no sólo la Tierra sufrió
un cambio global, sino que el sistema solar en su conjunto habría
pasado por una fase crítica tal vez desencadenada por la
pérdida de masa del sol, por lo que podríamos concluir
que en los hitos de la evolución geobiológica de
la Tierra podríamos encontrar indicios acerca de la historia
del sistema solar.
Mundos
en colisión
El
investigador Immanuel Velikovsky propuso en 1954 una serie de
teorías como por ejemplo que la estructura actual del sistema
solar es reciente y que habría sufrido algunas catástrofes
aún en tiempos históricos. Sus ideas fueron violentamente
rechazadas por la comunidad científica y en 1974 la Asociación
Americana para el Avance de la Ciencia se reunió con la
finalidad de emitir una condena formal a las teorías de
Velikovsky.
Sin
embargo, a partir de Julio de 1994 cuando 21 fragmentos del cometa
Shoemaker-Levy 9 impactaron sobre Júpiter, el dogma de
un sistema solar inmutable carece de fundamentos.
Basándose en que la psiquis humana reacciona ante eventos
catastróficos que quedan registrados en las mitologías
de diferentes culturas, Velikovsky llegó a la conclusión
de que el planeta Venus se estabilizó en su órbita
actual hace apenas unos pocos milenios.
Es curioso que “un gran número
de tradiciones poseen una leyenda sobre el nacimiento de la estrella
de la mañana, mientras que no se la conoce prácticamente
acerca de ningún otro planeta” (Fran9ois Derrey, La Tierra, Planeta Desconocido, 1970).
Actualmente los científicos han llevado a cabo una minuciosa
observación de Venus a través de sondas que cartografiaron
su superficie valiéndose de radares, llegando a concluir
que este planeta sufrió un cambio global hace unos 800
ma. renovando totalmente su corteza, es decir nada podríamos
encontrar en la superficie de Venus que fuese más antiguo
que 800 ma.
Este
acontecimiento podría correlacionarse con los violentos
cambios climáticos que aparentemente existieron en la Tierra
por ese mismo período, cuando nuestro planeta sufrió
una serie de eventos cíclicos que lo llevaron desde la
congelación al clima de invernadero, hecho que habría
potenciado el posterior desarrollo de organismos macroscópicos.
Se me ocurre que Venus se formó alrededor de hace 800 ma.
lo cual implicaría revisar todas las teorías de
formación y evolución del sistema solar, pero es
coherente con la existencia de un vulcanismo y tectónica
incipientes de este planeta, que bien podría ser hoy un
buen ejemplo de lo que fue la Tierra hace unos 4000 ma. cuando
carecía de satélite y de una corteza definida. También
es interesante pensar que la aparición de Venus con una
masa similar a la de la Tierra hubiese provocado serias perturbaciones
a la órbita terrestre lo cual justificaría que nuestro
planeta se hubiese congelado y recalentado varias veces, hasta
estabilizar nuevamente su órbita.
Esto también explicaría la existencia de las shergotitas,
extraños meteoritos cuyo promedio de datación ronda
los 775 ma. y cuyo origen es un misterio para los científicos.
Si
en el futuro pudiéramos descubrir que en Marte se produjo
algún cambio importante hace alrededor de 800 ma., como
por ejemplo el haber perdido el agua superficial, o que la vida
marciana, si la hubo, desapareció por ese entonces, se
confirmaría que algún hecho descomunal sacudió
a todo nuestro sistema solar.
Ahora bien, si esto fuera cierto y si la emergencia de Venus hubiera
desencadenado los cambios climáticos globales de la Tierra,
lo cual influenció decisivamente en la evolución
de los organismos microscópicos que la habitaban, la pregunta
es: ¿cómo esta información pudo transmitirse
a lo largo de toda una cadena genética desde nuestros ancestros
bacterianos hasta ser extraída de nuestro inconsciente
y desplegada en la mitología de algunas culturas?
Tal vez la clave a esta pregunta esté en esta cita tomada
de algún texto científico (sin referencias) por
Italo Calvino en su libro Memorias del Mundo y otras Cosmicómicas
(1994):
“Las condiciones de la época en que la vida aún
no había salido de los océanos no han cambiado mucho
para las células del cuerpo, bañadas por la ola
primordial que sigue corriendo por las arterias. Nuestra sangre
tiene en realidad una composición química análoga
a la del mar de los orígenes, del cual las primeras células
vivientes y los primeros seres pluricelulares extraían
el oxígeno y los otros elementos necesarios para la vida.
Con la evolución de organismos más complejos, el
problema de mantener el máximo número de células
en contacto con el ambiente líquido ya no pudo resolverse
simplemente mediante la expansión de la superficie externa:
resultaron beneficiados los organismos dotados de estructuras
huecas, en cuyo interior podía fluir el agua marina.
Pero sólo con la ramificación de esta cavidad en un
sistema de circulación sanguínea quedó asegurada
la distribución del oxígeno en el conjunto de células,
haciendo así posible la vida terrestre. El mar donde en
un tiempo estaban inmersos los seres vivientes está ahora
encerrado dentro de sus cuerpos.”
Según Lynn Margulis, los organismos complejos seríamos
una metasimbiosis de microorganismos cooperando homeostáticamente.
Así nuestra sangre poseería información que
nos podría remitir al origen de la vida y a sus pulsos
evolutivos. El mar habla y canta en cada latido cardíaco.
¿Tendrá esa música el recuerdo que ignoramos?
Contacte con el autor:
eduardomarcuzzi@yahoo.com.ar