* * * Capítulo 4* * *
La evolución de la vida: una llave para entrar en la historia del sistema solar

         Hasta aquí he intentado recorrer la historia de la evolución de la vida y del repliegue de la consciencia en organismos cada vez más complejos, considerando a la consciencia como una dimensión más del Universo, que junto al espacio y al tiempo dan el marco para el despliegue del mundo, que depende del grado de evolución de la capacidad de percepción de la vida inteligente.
Francis Crick, codescubridor de la estructura del ADN, opina que “el origen de la vida parece un milagro, tal es la cantidad de condiciones que deberían haberse cumplido para que se pusiese en marcha”.
 ¿Y si esas condiciones en una franja de tiempo en un entorno termodinámico – gravitatorio completamente diferente al actual, no hacían de la vida un fenómeno tan improbable? ¿Cómo era el universo de hace 4500 ma., menos expandido que hoy? ¿Cómo habrá sido nuestro sistema solar con una estrella joven que irradiaba menos calor que en la actualidad? ¿Cómo habrán sido las tierras emergidas y los océanos en nuestra Tierra recién formada? ¿Y cómo habrá influenciado la formación de la Luna en la evolución geobiológica de la Tierra? ¿Podríamos extrapolar esos factores telúrico cósmicos imaginarios al resto del Universo, y concebir a la vida haciéndose cargo de millones de planetas?
La emergencia de las primeras células en la Tierra debió significar un nuevo estadio de la evolución del universo, una modificación específica de su energía interna (P. Teilhard de Chardin), (y por consiguiente un estadio particular de la historia del sistema solar).
Coincidentemente es probable que en el interior de la Tierra se produjese una modificación importante de sus condiciones físicas, por ejemplo el haber llegado a un estado de equilibrio gravitatorio entre el núcleo y la masa periférica del planeta, generando la discontinuidad que hoy conocemos como de Gutenberg a 2900 Km. De profundidad.
Habría que tomar en cuenta las condiciones gravitatorias y termodinámicas de la galaxia en un espacio-tiempo más comprimido que el actual y en la Tierra con un Sol más masivo en un equilibrio gravitatorio cualitativamente similar al de hoy pero cuantitativamente más fuerte.
Debemos considerar que los hitos en la evolución de la vida estarían ligados a cambios cuánticos de los efectos gravitatorios de una peculiar distribución de masas del Universo que influenciarían la evolución y estabilidad de los movimientos de todos los cuerpos del sistema solar.

Es importante considerar las siguientes transiciones:

Megamoléculas => células primitivas hace 3850 ma.
Procariotas => eucariotas hace 3030 ma.
Vida anaeróbica => Vida aeróbica hace 2210 ma.
Unicelulares => pluricelulares hace 1390 ma.
Vida microscópica => vida macroscópica hace   570 ma.

Además, “varias veces a lo largo de los últimos 600 ma. algo modificó las condiciones globales de la Tierra de tal modo que una porción importante de todas las especies se extinguió muy pronto. La mayoría de las extinciones en masa fueron fenómenos complejos de varias fases que abarcaron cientos de miles de años.

Los estudiosos que se inclinan por un impacto extraterrestre como desencadenante de las extinciones en masa, encuentran argumentos contrarios como por ejemplo el de D. Archibald que ha estudiado los fósiles en el límite Cretácico-Terciario donde se encuentra un estrato rico en iridio el cual es el fundamento de la teoría del impacto. Archibald argumenta que muchos grupos desaparecieron mucho antes de la deposición del estrato y aunque el impacto haya existido no explica el prolongado declive previo”(Investigación y Ciencia, mayo 1988, pp. 43-44)
         En el contexto en que estamos pensando los procesos evolutivos bioambientales, podríamos especular que la extinción de los dinosaurios se inició cuando los factores telúrico cósmicos comenzaron a producir cambios globales a fines del Cretácico, culminando con un gran impacto que transformó el ambiente terrestre y favoreció el desarrollo de los mamíferos.
         Las extinciones en masa también están vinculadas a grandes erupciones volcánicas: “Las repercusiones ambientales de la erupción de grandes macroprovincias ígneas depende quizás en parte del entorno global en ese momento. Cuando el ambiente sufre ya las tensiones de otros factores, la actividad volcánica puede desencadenar rápidos cambios de orden climático, oceanográfico y biótico”. (Investigación y Ciencia, diciembre 1993, pp. 14-21)
         Para reconciliar la naturaleza escalonada de las extinciones masivas con las teorías del impacto extraterrestre se especula con la posibilidad de varios impactos a lo largo de un período dilatado de tiempo aunque breve a escala geológica. Según Piet Hut el paso de una estrella cerca del entorno del sistema solar arrancaría miles de cometas de la nube de Oort y en el transcurso de 1 o 2 ma. colisionarían con la Tierra varias decenas de esos cometas errantes.
Raup y Sepkoski encuentran que en los últimos 250 ma. habría una recurrencia cíclica de extinciones en masa cada 26 ma. Una perturbación periódica de la nube de Oort sería la explicación. Se han discutido diversos desencadenantes astronómicos incluido el paso regular del sistema solar por los brazos de la galaxia y el plano galáctico. (Investigación y Ciencia, mayo 1988, pp. 43-44)
Según Edward Wilson las principales extinciones en masa, tomando en cuenta el porcentaje de familias de organismos marinos desparecidas, serían cinco:
Ordovícico/Silúrico  439 ma.  12%
Devónico/Carbonífero 322 ma.  14%
Pérmico/Triásico 251 ma. 52%
Triásico/Jurásico 208 ma. 12%
Cretácico/Terciario 65 ma.  11%

(Investigación y Ciencia, noviembre 1989, p. 67)

         Estas interfases en la historia de la vida nos estarían dando pautas e indicios de que no sólo la Tierra sufrió un cambio global, sino que el sistema solar en su conjunto habría pasado por una fase crítica tal vez desencadenada por la pérdida de masa del sol, por lo que podríamos concluir que en los hitos de la evolución geobiológica de la Tierra podríamos encontrar indicios acerca de la historia del sistema solar.
Mundos en colisión
El investigador Immanuel Velikovsky propuso en 1954 una serie de teorías como por ejemplo que la estructura actual del sistema solar es reciente y que habría sufrido algunas catástrofes aún en tiempos históricos. Sus ideas fueron violentamente rechazadas por la comunidad científica y en 1974 la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia se reunió con la finalidad de emitir una condena formal a las teorías de Velikovsky.
Sin embargo, a partir de Julio de 1994 cuando 21 fragmentos del cometa Shoemaker-Levy 9 impactaron sobre Júpiter, el dogma de un sistema solar inmutable carece de fundamentos.
         Basándose en que la psiquis humana reacciona ante eventos catastróficos que quedan registrados en las mitologías de diferentes culturas, Velikovsky llegó a la conclusión de que el planeta Venus se estabilizó en su órbita actual hace apenas unos pocos milenios.
         Es curioso que “un gran número de tradiciones poseen una leyenda sobre el nacimiento de la estrella de la mañana, mientras que no se la conoce prácticamente acerca de ningún otro planeta” (Fran9ois Derrey, La Tierra, Planeta Desconocido, 1970).
         Actualmente los científicos han llevado a cabo una minuciosa observación de Venus a través de sondas que cartografiaron su superficie valiéndose de radares, llegando a concluir que este planeta sufrió un cambio global hace unos 800 ma. renovando totalmente su corteza, es decir nada podríamos encontrar en la superficie de Venus que fuese más antiguo que 800 ma.
Este acontecimiento podría correlacionarse con los violentos cambios climáticos que aparentemente existieron en la Tierra por ese mismo período, cuando nuestro planeta sufrió una serie de eventos cíclicos que lo llevaron desde la congelación al clima de invernadero, hecho que habría potenciado el posterior desarrollo de organismos macroscópicos.
         Se me ocurre que Venus se formó alrededor de hace 800 ma. lo cual implicaría revisar todas las teorías de formación y evolución del sistema solar, pero es coherente con la existencia de un vulcanismo y tectónica incipientes de este planeta, que bien podría ser hoy un buen ejemplo de lo que fue la Tierra hace unos 4000 ma. cuando carecía de satélite y de una corteza definida. También es interesante pensar que la aparición de Venus con una masa similar a la de la Tierra hubiese provocado serias perturbaciones a la órbita terrestre lo cual justificaría que nuestro planeta se hubiese congelado y recalentado varias veces, hasta estabilizar nuevamente su órbita.
         Esto también explicaría la existencia de las shergotitas, extraños meteoritos cuyo promedio de datación ronda los 775 ma. y cuyo origen es un misterio para los científicos.
Si en el futuro pudiéramos descubrir que en Marte se produjo algún cambio importante hace alrededor de 800 ma., como por ejemplo el haber perdido el agua superficial, o que la vida marciana, si la hubo, desapareció por ese entonces, se confirmaría que algún hecho descomunal sacudió a todo nuestro sistema solar.
         Ahora bien, si esto fuera cierto y si la emergencia de Venus hubiera desencadenado los cambios climáticos globales de la Tierra, lo cual influenció decisivamente en la evolución de los organismos microscópicos que la habitaban, la pregunta es: ¿cómo esta información pudo transmitirse a lo largo de toda una cadena genética desde nuestros ancestros bacterianos hasta ser extraída de nuestro inconsciente y desplegada en la mitología de algunas culturas?
         Tal vez la clave a esta pregunta esté en esta cita tomada de algún texto científico (sin referencias) por Italo Calvino en su libro Memorias del Mundo y otras Cosmicómicas (1994):
“Las condiciones de la época en que la vida aún no había salido de los océanos no han cambiado mucho para las células del cuerpo, bañadas por la ola primordial que sigue corriendo por las arterias. Nuestra sangre tiene en realidad una composición química análoga a la del mar de los orígenes, del cual las primeras células vivientes y los primeros seres pluricelulares extraían el oxígeno y los otros elementos necesarios para la vida. Con la evolución de organismos más complejos, el problema de mantener el máximo número  de células en contacto con el ambiente líquido ya no pudo resolverse simplemente mediante la expansión de la superficie externa: resultaron beneficiados los organismos dotados de estructuras huecas, en cuyo interior podía fluir el agua marina.
Pero sólo con la ramificación de esta cavidad en un sistema de circulación sanguínea quedó asegurada la distribución del oxígeno en el conjunto de células, haciendo así posible la vida terrestre. El mar donde en un tiempo estaban inmersos los seres vivientes está ahora encerrado dentro de sus cuerpos.”
         Según Lynn Margulis, los organismos complejos seríamos una metasimbiosis de microorganismos cooperando homeostáticamente. Así nuestra sangre poseería información que nos podría remitir al origen de la vida y a sus pulsos evolutivos. El mar habla y canta en cada latido cardíaco. ¿Tendrá esa música el recuerdo que ignoramos?
Contacte con el autor: eduardomarcuzzi@yahoo.com.ar




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