El
polo opuesto de los lunares son los marcianos: aqu� hallamos a los
fuertes, din�micos, emprendedores y piramidales hijos del planeta
del dios de la guerra. Tal como los antiguos astr�logos hab�an observado,
los investigadores confirmaron que las personas con caracter�sticas
marciales nac�an en una gran proporci�n bajo este planeta; sus cuerpos
desarrollan tempranamente formas musculosas, buenos brazos y hombros,
colas redondeadas, pantorrillas de monta��s, y son destacados atletas,
empresarios, jefes, y toda profesi�n que requiera de gran actividad,
velocidad de decisi�n, constancia, energ�a concentrada y concreci�n.
F�cilmente reconocible en un grupo por su alboroto y/o por su hiperkinesia,
con ellos se llega a la situaci�n paradojal de que es imposible vivir
con ellos y sin ellos.
No
tienen la menor idea de lo que es una relaci�n entre iguales: s�lo
reconocen superiores o inferiores, y todo marciano que se precie gastar�
los primeros segundos despu�s de una presentaci�n en tratar de ubicar
claramente en cu�l de esas dos posiciones est� el reci�n conocido.
Es muy obediente y respetuoso del que acepta como superior, y reclama
lo mismo de sus inferiores. No hay que enga�arse cuando uno
ve un mont�n de marcianos trat�ndose alegremente como amigables camaradas:
aunque invisibles, las jerarqu�as verticales estar�n all�, omnipresentes
y omnipotentes... si no fuera as� no existir�a este temperamento cosmogen�tico.
Reponen r�pidamente
sus energ�as a trav�s de un profundo y largo sue�o, y en sus sue�os,
como al despertar, todo lo ven como si fuera una batalla: buenos y
malos, metas a conquistar, la Gloria o el fracaso, los ojos de la
Historia, etc. Tienden excesivamente al manique�smo.
Son t�picas de
este temperamento las fantas�as agresivas,
muy agresivas.
Aman la preparaci�n
f�sica, las empresas arriesgadas, la adrenalina quemando a las neuronas
y los desaf�os.
Son muy previsores
y no entender�n jam�s a los artistas, esos verdaderos locos afeminados
con los que se hallan en eterno conflicto. Entre estos dos temperamentos
existe algo as� como la relaci�n famas-cronopios. Acerca de
las habilidades art�sticas de los marcianos, baste recordar los jardines
de los cuarteles... o alg�n poema escrito por un futbolista o boxeador.
Marte es el dios
de la vitalidad y la actividad concreta; son envidiables por esto,
aunque siempre estos cuadros energ�ticos conlleven algo de densidad,
de p�rdida del sentido de lo sutil y la fluidez en donde la Creaci�n
es posible. Como resultado, un marciano con frecuencia es m�s
destructor que creador, y concibe toda construcci�n de algo nuevo
con un imprescindible primer paso de demolici�n total de lo viejo...
y goza mucho con ello.
Todas sus frases
predilectas se parecen m�s o menos a:
No hay felicidad
mayor que alcanzar la meta m�s dif�cil a trav�s de un gran sacrificio,
ni gloria m�s alta que morir en el intento.