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LOS ABISMOS
Camino del Dragón por los Abismos
El Dragón en los Abismos de las Penumbras
La confusión exterior se refleja en la propia, potenciándolo.
Es como un sonámbulo en la niebla fantasmal, dando tumbos en
las profundidades, creyendo que está acompañado cuando
en realidad está solo. Lo real se mezcla con lo irreal en la
mente y el propio corazón. Cuando el Caminante es arrastrado
por la energía del caos, puede contagiar ese estado a la Tierra,
pero sólo por un instante.
Este no es un estado durable, si bien para aquel que se halla presa
de las alucinaciones el tiempo también pierde sentido. Bajo estas
circunstancias, la imposibilidad de actuar, representada por los Abismos,
es una protección para el Caminante.
Claves: Debe preguntarse si se est� claro internamente, si es el tiempo justo para actuar y si los obst�culos exteriores en realidad no lo est�n protegiendo a uno de las consecuencias de las propias vacilaciones.
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